El Jueves, fui a Veracruz a donar sangre, pero al final no me necesitaron, y pues nomás me anduvieron paseando.
Si hay algo en este mundo que me inspira sentimientos encontrados es el instrumental médico, todo el, cualquier cosa inmediatamente se vuelve un caleidoscopio polivalente para mi.
Las jeringas, las pinzas, las tijeras, los bisturíes, sondas catéteres, esos cables intravenosos raros, dilatadores, sueros, sillas de ruedas, en fin las enfermeras mismas me causan, asco, miedo fascinación.
Aquí en Xalapa existe una historia de una enfermera llamada la Planchada o la Almidonada que según la forma en que aparezca y trate al paciente determina si este vive o no...Yo me la imagino algo así como las enfermeras de Silent Hill, toda quemada, desfigurada y en vez de manos tiene decenas de instrumentos médicos, medio oxidados, chorreando sangre, y eso si su uniforme impecable.
Creo que incluso me gusta el olor a hospital ...hipoclorito de sodio y penicilina, además de olor a gente, creo que son los principales componentes. Y sin embargo los hospitales en si me dan terror.
Supongo que no aguantaría mucho tiempo internado.
Fuera de esto, quisiera aclarar que me gustaría donar sangre de todas formas, pienso que es una buena forma de retribuirle a la sociedad sin demasiado esfuerzo de mi parte, Soy B+ por cualquier cosa que se les ofrezca.
Cuidado con la Planchada...Y con Carvallo y su mugre diferencial semántico
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